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Seguir comprandoMéxico colonial
El vino en México fue introducido por los españoles durante la época colonial. En esta primera etapa, los españoles, principalmente a través de colonos y misioneros, iniciaron el cultivo de la vid en varias zonas del territorio de la “Nueva España”, plantando la Vitis Vinífera (variedad de vid cuyas uvas permiten elaborar un vino de calidad) traída de Europa. Cabe destacar que México fue el primer país en toda América donde se elaboró vino, concretamente en el estado de Puebla.
De esta forma, el cultivo de la vid y la elaboración de vino se fue extendiendo desde el Valle Central hasta zonas tan emblemáticas actualmente como el Valle de Parras en Coahuila, donde en 1597 nacería la vinícola más antigua de América, la actual Casa Madero, o el Valle de Guadalupe en Baja California, donde actualmente se concentra casi toda la producción de vino en México.
Debido a la competencia que empezaba a representar la producción de vino en las colonias, en 1595 se promulgó un decreto por el rey Felipe II prohibiendo la plantación de nuevas vides. Sin embargo, muchos misioneros continuaron con el cultivo de la vid y la elaboración de vino, por ser necesario para sus oficios religiosos, preservando así los cultivos y las técnicas de elaboración.
México moderno
Durante el convulso periodo histórico desde la Guerra de la Independencia hasta la Revolución Mexicana, los campos de cultivo habían quedado arrasados por las guerras o abandonados, provocando un estancamiento en la producción y desarrollo vinícola.
Cabe destacar, sin embargo, un par de hitos importantes en este periodo. Por un lado, la creación en 1888 de la Bodega Santo Tomás, la primera bodega comercial de Baja California, presente hasta nuestros días, cuyos orígenes datan de 1791 con la fundación de la Misión de Santo Tomás por fray José Loriente. Por otra parte, la introducción hacia 1889 de varias variedades de uvas francesas para su cultivo en tierras mexicanas, impulsando la vitivinicultura del país. Este aspecto fue promovido por parte de Porfirio Díaz, conocido admirador de la cultura y costumbres de Francia.
Posteriormente, hay que destacar el inicio de actividades de la Bodega L.A. Cetto en 1928, fundada por el inmigrante italiano Angelo Cetto, la creación del Consejo Mexicano Vitivinícola en 1948 y la aparición de Domecq México en 1951. Es a partir de esta época cuando el cultivo de la vid vuelve a resurgir con el auge del brandy (destilado de uvas), particularmente en la década de los 70s y principios de los 80s.
México actual
Tras el ingreso de México al GATT en 1987, el país se abrió a la fuerte competencia internacional, lo que llevó a la quiebra de, aproximadamente, 50 vinícolas. Sin embargo, en esta misma época la elaboración de vino en México cobra un nuevo impulso con la entrada de Freixenet México en Querétaro y de la bodega Monte Xanic en el Valle de Guadalupe. En 1997 surge el proyecto Casa de Piedra del enólogo Hugo d’Acosta, protagonista de la revolución actual del vino mexicano y fundador de la Escuela de Oficios de El Porvenir (“la Escuelita”) donde muchos profesionales mexicanos se han formado en viticultura.
A partir de entonces la aparición de nuevos proyectos vinícolas dentro del panorama nacional ha sido imparable. En estos últimos años, el vino mexicano está gozando de una creciente popularidad y su reconocimiento se extiende más allá de las fronteras nacionales. Los recientes galardones obtenidos en prestigiosos concursos internacionales como el “Concours Mondial de Bruxelles” o los puntajes obtenidos en reconocidas guías como Guía Peñín de España, así lo avalan.
Podemos, por tanto, afirmar que estamos viviendo un “boom” del vino en México, en particular del vino mexicano, aunque todavía queda un largo camino por recorrer. Según datos del Consejo Mexicano Vitivinícola, en los últimos cinco años, el consumo de vino en México se ha duplicado, pasando de 450 a 950 mililitros per cápita, pero aún se sitúa muy lejos de países productores de vino como Portugal (46 litros per cápita), Francia (40 litros per cápita), Italia (33 litros per cápita), Argentina (23 litros per cápita), España (21 litros per cápita) o Chile (17 litro per cápita).
Además, la producción nacional solo alcanza para satisfacer el 30% de la demanda interna, dada la escasa superficie de terreno dedicado al cultivo de la vid (6.474 hectáreas). Para solventar este problema se promulgó la Ley de Fomento a la Industria Vitivinícola de 23/05/2018, con el objetivo de duplicar la superficie de terreno dedicado a la producción de uva para la elaboración de vino en los próximos años.
En la actualidad, existen en México 12 estados productores de vino: Aguascalientes, Baja California, Chihuahua, Coahuila, Guanajuato, Jalisco, Nuevo León, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora y Zacatecas. Si bien, Baja California con el 57% de la superficie de terreno de viñedos del país, Coahuila con el 8.5%, Querétaro con el 4% y Guanajuato con el 2.3%, lideran el ranking nacional, según datos de SAGARPA.
Equipo Top Vinum
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